sábado, 4 de enero de 2014

High Line (Nueva York, Estados Unidos)

A principios del siglo XX, el oeste de Chelsea era la mayor zona industrial de Manhattan, por lo que se construyeron abundantes vías elevadas para transportar mercancías. Con el tiempo, estas líneas férreas se tornaron obsoletas y fueron abandonadas. En 1.999 se pensó en la posibilidad de reconvertirlas en espacios verdes. El 9 de junio del 2.009 comenzó la primera parte de este interesante proyecto de renovación urbana, que desde entonces es uno de los mayores atractivos de la urbe.
Exposiciones de arte

Aparte de ser un refugio de verdor, la High Line es un espacio artístico informal que alberga gran variedad de instalaciones, tanto independientes como concebidas para este espacio en concreto.

Personal

La High Line dispone de personal (reconocible por las camisetas con el logotipo de la doble H) encargado de indicar direcciones y ofrecer información sobre las vías. Organizan circuitos para niños con distintas temáticas, desde la flora del parque hasta la historia de la zona.

Pasado industrial

Cuesta creer que la High Line, ahora brillante ejemplo de renovación urbanística, fuera antaño una sórdida línea ferroviaria que apuntaba un barrio depauperado cuya principal industria eran los mataderos y la mayoría de sus habitantes, granujas y prostitutas. Lo que un día se convertiría en la High Line fue construido en la década de 1.930, cuando el Gobierno municipal decidió elevar las vías que pasaban a ras de suelo tras años de accidentes; tantos, que le valieron a Tenth Ave el apodo de "avenida de la Muerte". Se invirtieron más de 150 millones de dólares (equivalentes a 2.000 millones de dólares actuales) y, cinco años después, el proyecto estaba listo. Tras dos décadas de uso, el aumento del tráfico y del transporte de caminos hizo que el tendido férreo cada vez se empleara menos y, finalmente, en la década de 1.980, las vías fueron abandonadas.

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