No cabe duda: el cruce de Broadway con Seventh Ave, más conocido como Times Square, es el epicentro de la ciudad: un torrente incesante e hipnótico de destellos luminosos, llamativas vallas publicitarias y energía urbana. No es que sea el sitio más de moda y a la última, pero ¿a quién le importa? Desde que Jack Kerouac llegara de Lowell y quedara prendado del lugar, Times Square no ha dejado de impresionar, para bien o para mal, a todos los que alguna vez se han acercado.
A comienzos del siglo pasado,Times Square era conocida como Longacre Square, un cruce anodino lejos del centro comercial de Lower Manhattan. Todo cambió tras un acuerdo entre el magnate de los trenes subterráneos August Belmont y el editor del New York Times, Adolph Ochs. Tras conseguir el encargo de construir la primera línea de metro de la ciudad (de Lower Manhattan a Upper West Side y Harlem). Belmont comprendió que un centro de negocios en 42nd street multiplicaría los beneficios y los viajeros. De inmediato propuso a Ochs (que había llevado al New York Times a la cima del periodismo) trasladar la redacción del diario a la esquina de Broadway con 42nd street, pues sería ventajoso para su negocio. Una estación de metro interna supondría una distribución más rápida del diario, y la afluencia de viajeros diarios a la plaza implicaría un aumento de las ventas en las inmediaciones de la sede del periódico. Belmont incluso convenció al alcalde de Nueva York, George B. McClellan Jr., para que rebautizase la plaza en honor al diario.
Noche Vieja todo el año
Más de un millón de personas se congregan en Times Square cada Noche Vieja para ver cómo desciende la esfera de cristal iluminada de Waterford Crystal, un espectáculo que apenas dura 90 segundos. El Times Square Visitor Center ofrece una simulación cada 20 minutos durante todo el año, así como la posibilidad de ver de cerca la Centennial Dropping Ball, la esfera usada en el 2.007.
Broadway
El barrio de los teatros ocupa la zona que va desde 40th street hasta 54th street, entre Sixth Ave y Eighth Ave, con decenas de teatros de Broadway y off-Broadway donde es posible ver de todo, desde exitosos musicales hasta teatro clásico y moderno. A menos que se quiera ver una obra en concreto, la mejor forma de conseguir entradas y la más económica, es la taquilla de TKTS. Habrá que hacer cola, pero las entradas para el mismo día se venden a mitad de precio.
El Broadway de la década de 1.920 era famoso por sus musicales, solía fuionar el vodevil y le music hall, y producía melodías populares como Rhapsody in Blue de George Gershwin y Let's Misbehave de Cole Porter. Mientras el barrio de Midtown progresaba como sede de jóvenes dramaturgos. Uno de ellos fue Eugene O'Neill. Nacido en 1.888 en el desaparecido Barrett Hotel (1500 Broadway) de Times Square, estrenó muchas de sus obras aquí, como las ganadoras del Premio Pulitzaer Más allá del horizonte y Anna Christie. El éxito de O'Neill allanó el camino para otras figuras como Tenessee Williams, Arthur Miller y Edward Albee. Esta ola de talentos llevó a crear el Tony Awards en 1.947, el equivalente en Broadway a los Oscar de Hollywood.
Vistas desde la taquilla de TKTS
La taquilla de TKTS Booth es una atracción en sí misma, con una rampa-escalera que se eleva 5 metros sobre 47th street hasta cubrir su techo y que está iluminada por 27 escalones de color rubí. Las vistas de Times Square desde arriba son una delicia y las escaleras, un buen sitio para descansar si se encuentra un hueco.
Consejo: Si se mira la pantalla gigante que domina la tienda Forever 21, en el 1540 Broadway, se podrán tener los consabidos 15 minutos de fama. La pantalla muestra a una modelo de pasarela contoneándose que, de vez en cuando, saca una instantánea de la multitud y proyecta la imagen en primer plano.
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