sábado, 9 de diciembre de 2017

Isla de Tabarca (Alicante, España)

Durante mis vacaciones de verano, mi pareja y yo aprovechamos un día a ir a la Isla de Tabarca para hacer algo de snorkel allí porque habíamos leído en muchas páginas web que es el lugar ideal para hacer este deporte en Alicante, ya que estábamos por allí.

Así que tras conseguir toda la información que necesitábamos nos embarcamos en un barco con visión submarina hacia la isla. Todo iba bien hasta que se paró en mar abierto a dar de comer a los peces para que pudiéramos verlos. ¡Horror! Es cuando el más se mueve el barco y más nauseas me entraron, menos mal que iba con el estómago vacío y que es un momento porque sino iba a echar allí hasta la primera papilla.

Después de ese mal trago, por fin llegamos a Tabarca. Lo primero en que me fijé fue que todo estaba super masificado de gente y de restaurantes para todos los turistas que cada llegan allí. Realmente es un agobio.

Nada más llegar, torcimos hacia la izquierda que es donde está la reserva marina para poder ver todo tipo de fauna y flora marina. A medida que más caminábamos, más se elevaba el terreno y luego había que descenderlo por la orina de la colina para poder alcanzar la playa. Dicha bajada, personalmente era bastante peligrosa porque uno puede resbalar fácilmente y hacerse daño. Afortunadamente, a ninguno de los dos nos pasó nada.

Cuando por fin llegamos abajo, nos encontramos una gran sorpresa, la playa no era de arena sino de piedras puntiagudas que uno se clava si no va con un calzado adecuado. ¡Ahora entendemos porque la gente iba con escarpines y zapatillas acuáticas! Incluso son ideales para meterse al agua porque hay tramos de rocas y piedras con las que uno puede resbalar.

Tras meternos al agua y pasar el primer mal trago de las rocas, nos encontramos que el agua cubría por la cintura y que todo estaba lleno de algas (vivas, no las muertas negras que uno se encuentra cuando el mar está revuelto) muy altas que prácticamente también llegaban a la cintura, por lo que daba un poco de cosa bucear y caminar por ahí porque se enredaban en cualquier zona del cuerpo. A pesar del asquete, lo hicimos. Estuvimos varias horas ahí metidos buscando fauna y vimos pocos peces. Incluso menos que en la playa del Carabassí que es a la que solemos ir. ¡Menuda decepción!

Al regresar, lo hicimos con mal sabor de boca porque pensábamos que íbamos a ver más cositas submarinas y a penas vimos nada. Quizá haya que ir con algún experto, cosa que nosotros no hicimos.

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